La digitalización en las empresas es ya una realidad, una tendencia acelerada por la pandemia de COVID-19.
La aceleración del proceso de transformación digital ha demostrado que el desarrollo de la tecnología es la condición básica para que las empresas sigan siendo competitivas. Así, para garantizar la supervivencia de los negocios, muchas organizaciones se han visto obligadas a migrar a lo digital y al sistema de trabajo a distancia.
Datos de la investigación Agenda 2021, de Deloitte, revelan que el 85% de las empresas han migrado al menos un tercio de los profesionales al trabajo a distancia y que una gran parte de las organizaciones aumentarán sus inversiones en tecnología a lo largo de este año.
Otros estudios revelan que el 62% de los profesionales creen que los avances tecnológicos traerán más oportunidades futuras. Además, el 74% de los profesionales destacaron que, en los últimos 5 años, sus funciones han cambiado gracias a la tecnología.
Los números son expresivos y reflejan la nueva realidad de las empresas.
Digitalizar las empresas significa implantar tecnologías de punta para sustituir los procesos manuales.
En la mayoría de los casos, la transición a lo digital permite automatizar las tareas manuales repetitivas y optimizar el trabajo a distancia.
También es posible compilar la información de los documentos físicos en un solo lugar. En este contexto, las bases de datos se hacen indispensables tanto para el almacenamiento de la información como para la expansión del conocimiento organizativo y la diferenciación de la competencia.
Cuando se trata de la transformación digital, la gestión del conocimiento consiste en que las organizaciones aprovechen los datos de negocios y las tecnologías disruptivas para generar insights que añadan valor a sus productos y servicios. De este modo, las empresas se distinguen de la competencia y son más competitivas.
El proceso de digitalización en las empresas también significa tener una imagen completa del rendimiento de cada empleado y de cada operación interna. Mediante la integración de los procesos internos, se crean normas para que todos los que realicen una determinada tarea sigan las mismas instrucciones.
Así, los resultados son más consistentes y aumentan las posibilidades de satisfacción del cliente. Además, los gestores pueden seguir el estado de cada actividad, identificando más fácilmente los posibles obstáculos.
Por último, la digitalización de las empresas significa también facilitar las comunicaciones tanto internas como con los clientes. Gracias a las herramientas y aplicaciones de mensajería y videoconferencia, es posible contactar con socios, proveedores y clientes en cualquier momento del día, independientemente del lugar en el que se encuentren.
Hasta hoy el proceso de digitalización en las empresas se ve como una tendencia para el futuro del trabajo. Sin embargo, ya es una realidad y repercute directamente en las empresas, los profesionales y los clientes finales.
Además de afectar a diversos ámbitos, la crisis relacionada con el coronavirus también ha afectado a la forma de trabajar. Por ello, muchas empresas han tenido que adoptar el home office, impulsando el trabajo a distancia y la aplicación de nuevas herramientas digitales para mantener las operaciones diarias.
Según DT Index 2020, la pandemia ha hecho que el 80% de las empresas acelere sus procesos de transformación digital. En Brasil, este porcentaje es del 87,5%. La tendencia es que las cifras sigan aumentando tanto a nivel nacional como internacional.
En la búsqueda de agilidad, comodidad y formas de comunicación durante la cuarentena por coronavirus, lo digital ha ido ganando cada vez más espacio.
Los datos de Akai Technologies revelan que justo al inicio de la pandemia, en mayo de 2020, el consumo de Internet en América Latina superaba el 150%.
En lo que respecta a Brasil, el consumo de Internet durante la cuarentena aumentó entre un 40% y un 50%, según los datos de Anatel. Según Ericsson, esto representa cuatro horas más al día en internet fijo. En los dispositivos móviles, el consumo de Internet aumentó en 30 minutos.
En consecuencia, las compras en línea, los medios de comunicación y los servicios de entretenimiento han aumentado considerablemente.
La investigación de Ericsson reveló que entre las nuevas prácticas web durante el periodo de cuarentena se encuentran el aumento del consumo de vídeo (72%), la realización de videollamadas (61%), la búsqueda de juegos (72%) y el acceso a webcasts (32%). También se identificó un crecimiento del 5.069% en el tiempo utilizado en las plataformas de videoconferencia. En herramientas educativas, el salto fue del 340%.
En cuanto al comercio electrónico, los datos de eMarketer indicaban que el crecimiento del sector en América Latina era del 30% en 2020. En Brasil, este salto fue del 35%. Según un estudio de Ebit/Nielsen, el pico de las compras en línea se produjo entre el 5 de abril y el 28 de junio, lo que representa una relación directa con el pico de aislamiento social en la mayoría de las ciudades brasileñas. Al comparar los años 2021 y 2019, el comercio electrónico brasileño creció cerca del 74%.
Sin embargo, la tendencia es que el sector crezca cada vez más, incluso después de la pandemia. Estudios publicados por Forbes estiman que las ventas mundiales de comercio electrónico al por menor superarán los 2,7 billones de dólares en 2021, y se espera que alcancen los 3,4 billones en 2025. Un estudio de Worldpay from FIS estima que el mercado brasileño de comercio electrónico debería crecer un 57% hasta 2024.
Los datos pueden justificarse por el hecho de que personas que, hasta entonces, se resistían a lo digital y nunca habían comprado por Internet, se vieron obligadas a hacerlo. Además, estas personas vieron en los teléfonos móviles y en las aplicaciones de mensajería y videoconferencia, la única solución para comunicarse con otras personas. Y les gustó, o al menos se adaptaron rápidamente. Las generaciones X e Y, más que acostumbradas, han incrementado su consumo, y las nuevas generaciones, como la Z y la Alfa, que han nacido con internet ya consolidado, están cada vez más multiconectadas.
Así que, a pesar de un futuro incierto, no hay duda de que lo digital crecerá aún más en los próximos años.
Para seguir las necesidades del consumidor digital durante y después de la pandemia, la digitalización en las empresas debe comenzar cuanto antes. Sin embargo, el proceso de aprendizaje y adaptación debe ser continuo.
CONSECUENCIAS DE LA NO DIGITALIZACIÓN EN LAS EMPRESAS
La pandemia de coronavirus ha aumentado el nivel de concienciación de los liderazgos ejecutivos sobre la necesidad de la digitalización en las empresas.
Para seguir la nueva tendencia del mercado, las empresas deben replantearse sus modelos de negocio y, en consecuencia, establecer nuevas prioridades internas.
En Brasil, el número de empresas que coinciden en que la transformación digital se ha convertido en una prioridad absoluta en la planificación estratégica es del 23,75%, según el "Índice CESAR de Transformación Digital" (ICTd).
A pesar de un futuro incierto, no hay duda de que lo digital crecerá aún más en los próximos años.
Se estima que el 85% de las profesiones que existirán en los próximos diez años ni siquiera existen, mucho debido a los avances tecnológicos. Además, 3 de cada 4 CEOs creen que la mayoría de los puestos de liderazgo serán ocupados por nativos digitales.
Otro factor que puede comprometer a las empresas que no se adaptan a lo digital es el riesgo de no utilización, pérdida o filtración de datos internos y de clientes.
Los estudios demuestran que el 90% de los datos disponibles en el mundo se han creado en los últimos dos años. Además, la información de Internet Live Stats revela que Google procesa más de 80.000 consultas de búsqueda por segundo. La cifra representa más de 5 mil millones de búsquedas diarias y 1,8 billones de búsquedas anuales.
Otros estudios también sugieren que el tráfico mundial de datos aumentará hasta 7 veces para finales de año (en comparación con 2017).
Las empresas que no digitalizan sus procesos internos, además de no poder gestionar la cantidad de información, corren el riesgo de que los datos sensibles queden expuestos o se pierdan entre tantos papeles. Por no hablar de que la localización de información importante llevará más tiempo del necesario.
Cabe recordar que, con la recién entrada en vigor de la Ley General de Protección de Datos (LGPD), la importancia de saber manejar y almacenar la información cobra aún más importancia, ya que el incumplimiento de la ley compromete no solo a la empresa sino también al cliente, y genera multas muy elevadas.
Otras investigaciones también indican que ya hay al menos 14 millones de dispositivos móviles en uso en el planeta. En 2024, la cantidad debería alcanzar los 17,72 mil millones.
Se calcula que a finales de año la población mundial tendrá más teléfonos inteligentes (5,5 mil millones) que cuentas bancarias (5,4 mil millones) o agua corriente (5,3 mil millones) .
Las cifras anteriores revelan lo presente que está la tecnología y que forma parte de la rutina de la mayoría de la población.
Así, queda clara la importancia de iniciar la digitalización en las empresas y que el proceso de aprendizaje y adaptación sea continuo.
Durante muchos años el trabajo fue sinónimo de rigidez. Para llevarla a cabo, se necesitaba un lugar y un horario de oficina determinados, porque las herramientas necesarias estaban allí.
Con la digitalización, la flexibilidad para realizar tareas es mayor. Los conceptos de trabajo a distancia y equipos globales se hacen realidad. Las tareas diarias se realizan a través de Internet y todas las herramientas y softwares están disponibles en línea.
La mayor flexibilidad permite las consiguientes ventajas para las empresas. Los ejemplos incluyen un mayor potencial de adaptación a los cambios en curso, una mayor satisfacción de los empleados y una mayor facilidad de innovación. Así, tanto las empresas como los talentos se benefician.
Una de las principales ventajas de la digitalización en las empresas es la optimización de las tareas repetitivas.
Durante mucho tiempo, el trabajo fue completamente manual, largo y agotador.
Con los avances tecnológicos, las tareas repetitivas pueden ahora optimizarse e incluso automatizarse, lo que permite a los directivos y a los equipos ganar agilidad en su trabajo y dedicarse a las actividades que requieren más atención. En consecuencia, también se reduce el tiempo de espera en el servicio de atención al cliente, con lo que se benefician tanto la empresa y sus empleados como el consumidor final.
Con la optimización de las tareas, también se optimiza la plantilla, compuesta por la suma de profesionales que forman parte de la empresa. De este modo, la empresa puede obtener mejores resultados y atender mejor a sus clientes finales.
Una vez más, es evidente que la digitalización en las empresas es de gran ayuda.
El proceso permite simplificar contrataciones y ayuda a la formación de los empleados. Además, la alineación y retención de talentos con competencias y técnicas de comportamiento compatibles con la cultura de la organización también se vuelven menos complejas. Así, todo el trabajo diario se beneficia.
Con la digitalización, muchas de las tareas operativas repetitivas y burocráticas pueden dejarse en manos de la tecnología y el profesional puede dedicarse a las tareas más estratégicas y decisivas.
Para los talentos, esto proporciona más calidad de vida, un sentido de propósito y un enfoque en lo que es importante. Para la empresa, promueve una mayor orientación estratégica, calidad en las rutinas operativas y alineación de la plantilla.
La potenciación tecnológica ha hecho que el 92% de las empresas reinventen sus modelos de negocio. De ellos, el 95% dice estar orgulloso de los nuevos cambios realizados, según datos de la Agenda 2021.
El proceso de digitalización en las empresas reduce los costes, ya que la empresa se vuelve más ajustada, ágil y centrada en lo que hay que hacer.
Así, se evitan los gastos con errores y fallos, así como los gastos no estratégicos. Por lo tanto, es posible construir una empresa más rentable.
Gracias a la digitalización, la información interna y de los clientes puede almacenarse en bases de datos protegidas por una codificación de máxima seguridad.
De este modo, la información confidencial es menos susceptible de perderse o filtrarse y los datos específicos se encuentran fácilmente.